JAIME RUBIO HANCOCK
Filosofía inútil | EL PAÍS
MIÉRCOLES, 10 DE MAYO DE 2023
_________________________________________
Nuccio Ordine, profesor de Literatura italiana en la Universidad de
Calabria, ha sido elegido premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades
2023. Seguro que muchos lo conocéis por su libro La utilidad de lo inútil, cuyo
título plagHOMENAJEO tanto en este boletín como en la sección que dedicamos a la filosofía, hace
unos años, en Verne.
El libro es una defensa del valor del conocimiento que muchos consideran inútil: las humanidades y (también) la ciencia. Ordine defiende la importancia de estos saberes poco prácticos frente a la búsqueda del provecho en las escuelas y universidades, donde hay más interés por formar a trabajadores que a personas. Lo hace recogiendo y comentando textos de escritores, pensadores y filósofos sobre estos temas.
Algunos ejemplos:
- Michel de Montaigne: “[Estudio] en este momento para distraerme; nunca por la ganancia”.
- Zhuang-zi, sobre un árbol al que no han talado: “Es, por lo visto, madera inútil. Así ha podido crecer tan corpulento”.
- Italo Calvino: “Los clásicos mismos no se leen porque deban servir para algo: se leen tan solo por el gusto de leerlos, por el placer de viajar con ellos, animados únicamente por el deseo de conocer y conocernos”.
- Eugène Ionesco: “Si no se comprende la utilidad de lo inútil, la inutilidad de lo útil, no se comprende el arte. Y un país donde no se comprende el arte es un país de esclavos o de robots, un país de gente desdichada, de gente que no ríe ni sonríe, un país sin espíritu; donde no hay humorismo, donde no hay risa, hay cólera y odio”. Y esta gente preocupadísima por la utilidad puede, “al llamado de cualquier loco o demonio", dejarse arrastrar "por un fanatismo delirante, una rabia colectiva cualquiera, una histeria popular”.
- Théophile Gautier: “Todo lo que es útil es feo”, como “las letrinas”.
- Henri Poincaré: “Una ciencia construida únicamente en vista de sus aplicaciones” es una ciencia “imposible”, porque las verdades solo son fecundas si están encadenadas entre sí”.
¿A qué te dedicas?
Podemos estar tentados de pensar que todo esto son juegos y pasatiempos a los que dedicamos un rato a la semana. Pero, como dice Ordine, “ningún oficio puede ejercerse de manera consciente si las competencias técnicas que exige no se subordinan a una formación cultural más amplia”. Y añade: “Identificar al ser humano con su mera profesión constituye un error gravísimo: en cualquier hombre hay algo esencial que va mucho más allá del oficio que ejerce”.
Nussbaum defiende que esto es un mal negocio, porque el conocimiento inútil nos ayuda a mantener el vigor de la democracia y contribuyen a toda nuestra sociedad, incluida su economía: - Las humanidades nos enseñan a pensar de forma crítica, a informarnos, a reflexionar y a debatir “sin recurrir ni a la tradición ni a la autoridad”, siguiendo el lema kantiano y horaciano del sapere aude (atrévete a pensar). - Nos enseñan a ponernos en el lugar del otro, desarrollando la empatía y la simpatía, además de la imaginación. La lectura, por ejemplo, es tecnología para acceder a otros puntos de vista, como escribe Steven Pinker en Los ángeles que llevamos dentro. De hecho, hay estudios que confirman que leer ficción nos ayuda a comprender los sentimientos y pensamientos ajenos, a entender a los demás y ver el mundo desde su perspectiva. - Las humanidades también ofrecen conocimiento que tiene valor por sí mismo, ya que nos ayudan a entender nuestras vidas y a dotarlas de sentido. - Todo esto, añade Nussbaum, también es fundamental ("útil") para las empresas y para la economía: el pensamiento crítico nos ayuda a expresar nuestra disconformidad con decisiones que pueden estar equivocadas y la imaginación es fundamental para la innovación. De hecho, Nussbaum no está en contra de que nos busquemos un oficio y paguemos el alquiler. Su propuesta es que tanto en la escuela como en las carreras universitarias todos los alumnos estudien asignaturas “que los preparen de forma más amplia para la ciudadanía y la vida”. Un poco lo que decía Poincaré: el conocimiento no está aislado y compartimentado, sino que tiene una historia, surge de una sociedad y es obra de personas como nosotros.
No hay oposición entre técnica, ciencia y humanidades. Todo forma parte de nuestra cultura y todo es necesario para poder construir una sociedad crítica e innovadora. El riesgo viene precisamente de ningunear alguno de estos campos con la creencia, equivocada, de que no sirve para nada, y olvidar que todo ese conocimiento forma parte de lo que nos hace humanos. |
|
|
________________________
|
JAIME RUBIO HANCOCK
|
|
Es el editor de boletines de EL PAÍS y
columnista en 'Anatomía de Twitter'. Antes pasó por Verne, donde escribió
sobre redes sociales, filosofía y humor, entre otros temas. Es autor del
ensayo '¿Está bien pegar a un nazi?' (Libros del KO) y de 'El gran libro del
humor español' (Arpa).
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario